lunes, 5 de diciembre de 2011

Gabriela Vargas: una voz comprometida!!!


Gabriela Vargas (Guayaquil – 1984) Tiene estudios formales en diseño grafico y comunicación social. Comparte su pasión por la lectura entre su vocación cinéfila y su deseo insoslayable de explotar en la escritura. Prepara su primera muestra poética: Absorción del sonido de los árboles y colabora con Puerto Guerrilla (Tácticas de intervención literaria).


ABSORCION DEL SONIDO DE LOS ARBOLES


II

Desde tu semillero absorbo el sonido del árbol
que gime cánticos mortuorios,
pero indolente el padre no festeja funerales.
Y Dios
mira con desdén  a los que mueren por cientos
a los que dentro del fango rebuscaron un albor
          a los que aún con vida caminan abonando la tierra.

Busca ceremonia esa rama que se despide del verdor,
que se sabe insignificancia
que ahora es reflejada en mi mirada.

No hay talismanes ni un  last live que rebuscar en los bolsillos de las extensiones.

Gorjeos murmullan dispersándose cada vez más,
muere la fertilidad,

 y ME DUELE.

La fotosíntesis se desvía hacia otra más verde.
Indolencia de la naturaleza que se esquiva inalterable
para continuar el ciclo
en esa otra y luego en cualquiera.

Las manos se despiden,
las manos abandonan.
El tronco lumbrera murmura algo que no llegas a entender porque ya tu proyección en el agua se ha desvanecido,

caíste,
              te hundiste,
se te niega la luz.




 
III

6 p.m..

Enjambre de venas,
conectores nerviosos que vencen verbos y tejen arraigos.
Tus ojos, llenos de caudal,
atrapaban en protuberante vuelo
el respirar de las luces y sombras superfluas;
            tinte de río y cielo se diluye
 y los pájaros se echan a nadar.

Trayectorias acuosas,
tu curiosidad (sumergido en un nimbus)
despega
persigue
desdobla.

6:15 p.m.

¿Crees, AHORA, que el fluctuar nos acogerá?
Besos,
lenguas trenzan esperanzas otorgadas por el vaivén correntoso.
Golpeo tu corazón dos veces
te regalo un cuarto mas de latido
            VIENTO:
Llena el  pulmón que me queda,
vacié el otro construyendo un suspiro.

6: incalculable

Puedo renacer en ese pedazo de reflejo que nos abraza al cosmos.
Las fracciones pupilares centellean.
Mi INFINITO
es empeñado y se paga con la profundidad de una ola
con la fuerza de una selva aislada que busca orilla
con la profundidad de la tierra desconocida que trama un único reflujo.

6:25 p.m.

La marea se reescribe,
abandona
ringtone que presagia el retorno al vacío,
mas otros, como tantos llegarán a ocupar nuestro espacio.

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