martes, 29 de noviembre de 2011

Calih Rodríguez: un invitado especial (Humo!!!!)


AUTOBIOGRAFIA

Empieza la locura…
Amante del imsonmio y maestro del monosilabo: si no ya
Le gusta leer a Rimbaud adentro del ropero de alguna mujer casada
Y salir improvisando el mejor baile de excusas fabricadas.
Rehusó sus nombres para hacerse llamar en la comodidad de los espantapajaros; calih
Militante de la poesia de bolsillo
Guitarrista de jazz por las mañanas y vampiro cariado por las noches
Cansado de las multiples personalidades que le nacen al acostarse;
La de poeta alcoholico y de chaqueta, la de musico misamtropo en el gallinero
Y la de –esta es su preferida- actor porno con muñecas imflables.
Cansado sobretodo de estar tanto tiempo consigo mismo.
En estas circunstancias creo sinceramente que lo mejor es tomarse una copa de gasolina y encender, con toda tranquilidad, un cigarrillo.




SEGUNDA NAVIDAD PARA RIMBAUD


Se acabaron los largos difuntos y los distintos soles
Y no hay lunas venideras para los que carecen de ojos
Ave sin ruido que cruza el umbral de la estampida
O es el cuerpo de una mujer azotada por la mano atroz del sufrimiento
¡Oh sepulturero del azar!, Mendigo
sueva balbucir de una fina lluvia de placeres,
¿qué silencio coronó este reino imaginario?
como un animal extraño arde el dios de la cólera
en el desierto que no conocen los hijos de babel.
La noche arrodillada ya no pide labios
o buitres blancos alzados como cruces en la frente antes benévola
no el mutismo vanidoso del que yerra en la oscuridad de su pecado
sino el vedado sonreír del que mira desde un sueño;
Hay que acariciar la muerte como a un hijo deforme.

II

Ya hemos dejado las armas en el piso y las almas empiezan a salir por los desagües
por las alcantarillas se ven pasear espíritus solos llevando fusiles descargados. 
Que bella es la sumisión de los caídos
hay que traficar solo con rencor.
Me miro en el espejo y veo la locura
Quien dijo que el delirio es el calvario
Es el placer de una ausencia de conciencia
Talvez el cuervo me señale con sus garras de ángel en la víspera del caos.
No pondré empeño en la huida, dejare que mis alas formen la cruz de la derrota
y la venganza sea mi deleite, mi promesa fiel de destrucción.
Rimbaud sabía que esa pierna cortada no era el símbolo de alguien ofendido en el cielo,
era la ofrenda poética del crimen.
III

Se acostó con la locura en un acantilado de arañas
algunos dicen que se amaron
otros que él uso la fuerza para que ella se entregara 
¡pero eso es mentira!
yo se que Rimbaud y la locura
se amaban con la sabiduría infiel de los ahorcados
y se unieron en delirios y noches
olvidando los peces del mañana
y los caballos de la furia y la fatiga.  

IV

Ha llegado el despertar de las almas más sórdidas, tempestades de estirpes y de juicios que han dejado su seña de putrefacción en la rareza humana, lengua atormentada de orgías de sal, sacrilegios con incienso de nombres que mugen pálidos de sangre en la hora de los siglos y de esquirlas, Oh alma blanca con forma de marfil, prestidigitador de los ríos muertos, Ah la noche en Abisinia que se sacude como un pañuelo de regresos.
Se habla de justicia divina, no creo que exista nada parecido, yo solo creo en la furia del hombre, en las llagas de la carne y en la miseria de castillos, el hombre es el lobo del hombre, hay que devorarnos, dejar las vísceras, abrir las cajas torácicos, degollar los sexos, lamer la carne y los cerebros, desenterrar los ojos de los terrenos baldíos y abrir las tumbas y profanar cada iglesia y resucitar cada virgen (poniendo un empeño casi religioso en cada parte de su cuerpo), sin culpa y sin el mínimo remordimiento;
la moral es la debilidad del cerebro.
En lo único que creo es en la erección, mi iglesia es lo bastardo
ha llegado el tiempo de hacer llorar a dios en el infierno
En mi propio infierno.

V

Aullido necrófago como un sutil encanto para las torpes fieras en mi banquete de orquídeas desplumadas.
Ponerme a parir leones por los ojos y colgarme en el árbol de fuego, y que la tierra sean diosas de un lúgubre cuerpo invertebrado y una sombra sea mi heredera.

¿quién desnudo a la primera virgen que vestía de plata?

¿quién naufrago en los senos de la mártir de cabello rojo?

Yo fui todos ellos;
El ahorcado en la ingle impertinente
(noche perdida en la telaraña de la viuda subterránea)
yo, imitador de dios en las caníbales danzas de delirio,
incesto de mi mismo
yo, fobia incinerada y clítoris perverso de sable del rey desnudo
oráculo/calavera de un príncipe perdido
yo, Arthur Rimbaud
poeta, profeta negro ahogado en el leteo
niño ángel, anarquista errante en la lira desgarrada.
El hijo prodigo y prodigio
el caminante en la noche de los lobos
llevando el olor a carne en los bolsillos
¿Cuánta sal ha devorado el pez de arena de mi ombligo?

Quien soy si canto a la terca luna llena de serpientes de alquimia
y yo mismo escupo mi carne que otro ha matado.

¿Has conocido alguna vez el infierno?
¿es tan pacífico como una moneda de oro?

O es solo el sabor de la quintaesencia que se derrama de tus labios
Yo recuerdo haber bebido el vino que un ángel me brindo con mano temblorosa
Aunque después se dijo que era un pájaro negro que en su pesadilla me amaba
Nadie quiso poner la moneda brillante debajo de mi lengua
Caronte ya navega sin mi
Qué fácil es sentirse condenado
Que mansa es la ley de los delfines que lloran a la sombra de la barca.

VI

Siento un gusto homosexual por la locura, por el gemido genocida de la niña sin rostro
que llora tiernamente sentada en mi  jardín.

Ya tu lo dijiste mejor que nadie pequeño ángel dorado;
He aquí el tiempo de los asesinos

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